En invierno, ya hace años que la espinaca está siendo un cultivo fijo y cada año estamos más interesados en crecer con ella. Tenemos las condiciones idóneas para que la calidad siga la senda de todos los demás cultivos. Los mercados responden con gratitud ante nuestro producto y nosotros no podemos hacer más que seguir trabajando para que esa eficacia siga siendo el valor de presente y futuro que queremos.
En cuanto a la recolección podemos decir que es mecánica. Un trabajo de precisión que se realiza con total naturalidad.
Las tiernas hojas de la espinaca son, además de ligeras, campeonas en varios minerales y vitaminas: de ahí su gran poder preventivo y regenerador. 100 g de esta verdura aportan dos tercios de las necesidades diarias de vitamina A, la práctica totalidad del ácido fólico, la mitad de la vitamina C y la cuarta parte del magnesio y el hierro que se precisan al día.